Modelo, presentadora y, sobre todo, actriz, es probablemente la mujer más deseada de la televisión. La revista DT ha conseguido que la estirada Mónica de “Camera Café” muestre su lado más sensual en esta exclusiva sesión de fotos. En mis inicios, cuando empecé a trabajar, estaba en una serie y, al cabo de un mes y medio, me confesó el director: “Te tengo que decir que me has sorprendido, como actriz eres buena”. Y le contesté: “Muchas gracias. Pero, entonces, ¿por qué me contrataste? ¿Qué estabas contratando cuando me elegiste?”. Suena a tópico, pero, según la propia Carolina Cerezuela revela en esta confesión, eso de ser guapa tiene también sus inconvenientes. Para ella, por suerte, parecen formar ya parte del pasado. Nacida en Elche hace 29 años, y tras foguearse en el teatro, este bombón es ya una de las caras más conocidas, y deseadas, de la televisión, donde ha protagonizado numerosas series, entre ellas “Hospital Central” y la divertida y exitosa “Camera Café” (Telecinco y Paramount Comedy). Mientras espera su momento para saltar al cine, ha posado en exclusiva para DT. Y además de su belleza, hemos descubierto algunos de sus secretos.
Llama la atención el éxito que ha cosechado “Camera Café”. ¿Qué significa para ti este programa?
Para todos los que la hacemos es un bomboncito de serie, porque ya hemos entrado en una dinámica que nos permite grabarla con facilidad. Hemos formado como una gran familia que incluye a todo el equipo: actores, parte técnica… Y, además, es muy divertido, porque vas a reírte, a pasártelo bien, vas a crear también... Para mí, levantarme y decir “hoy voy al ‘Camera” es un buen rollo tremendo.
Mónica, tu personaje en la serie, es una chica distante, clasista, tremendamente pija… ¿Algo que ver contigo?
No, nada que ver. Tenemos en común un cuerpo y cierta rapidez en los movimientos y en las reacciones. Ella es una chica avispada, rápida a la hora de hacer un chiste o algo con doblez... Quizás eso sea lo que tenemos más en común. Pero luego, en la forma de ser, nada. Por suerte, yo soy mucho más humana, soy mortal; ella no, está por encima de eso.
¿Cómo fue tu acogida en “Hospital Central”, una serie que se encontraba ya muy consolidada cuando tú llegaste?
Muy bien. Es cierto que los primeros días te das cuenta de que llegas a un sitio que ya está hecho, que la gente ya está muy unida, que los actores se conocen muy bien entre ellos, que todo tiene un engranaje y un rodaje. Eso tiene una parte muy buena, que es que todo el equipo ya tiene muy claro qué tiene que hacer. Quizás, la primera sensación sea de encontrarte un poco fuera, pero al segundo día te das cuenta de que ellos te involucran en todo y te hacen partícipe de ello. Te meten en esa gran familia. Yo, además, tenía una gran amiga, Patricia Vico, a la que conocía de antes. Ahora, que ya he dejado la serie, seguimos motivándonos para vernos. Me llevo grandes amigos.
¿Lo de interpretar a una lesbiana influyó de una u otra forma en tu decisión de aceptar el papel?
Llevaba mucho tiempo haciendo de Mónica y me ofrecían personajes similares. Incluso en la serie “Yo soy Bea” volvía a tener un papel parecido. De hecho, rechazamos algunas películas por lo mismo, porque queríamos dar una imagen distinta a la de Mónica. Entonces, cuando nos ofrecieron “Hospital Central” para mí fue la bomba, fue un reto. Primero, por ser diferente a Mónica, un personaje muy humano que trabaja en un hospital. Y también porque yo las relaciones que había mantenido siempre en la ficción habían sido con hombres. Así que me pareció un reto, algo totalmente nuevo. Y cuando me dijeron que era con Patricia Vico, que ya la conocía, pensé: “Tengo mucho a mi favor, vamos a probar”.
¿Cuesta trabajo protagonizar este tipo de escenas?
Es cierto que tanto si son con hombres como si son con mujeres, tiene que haber un feeling, de piel, personal... que se tiene o no se tiene. La gente que está en sus casas sabe que yo tengo pareja, que estoy en otra serie haciendo de Mónica... y, entonces, o se lo creen o no se lo creen. Las primeras secuencias fueron las pruebas de fuego: esto funciona o no funciona. Lo vieron el equipo, la productora, los directores y dijeron “para adelante”, porque es totalmente creíble. Así que muy bien.
¿Habías besado a una chica antes?
No, era la primera vez. Pero quizás hay incluso más tabú en escenas de hombres con hombres; las mujeres lo hacemos como más natural.
Con sinceridad: cuando protagonizabas escenas de este tipo, ¿se congregaban más hombres en el plató?
Les daba igual. El equipo era un encanto y muy respetuoso. Lo que sí hacían, en algunas escenas más intensas, era moverse menos, estar más callados.
